Es de lo más común que los recursos materiales de una clínica sólo reciban la atención mínima indispensable, es decir, reparaciones menores o superficiales al momento en que presentan averías. Y aunque este método puede parecer sostenible, lo cierto es que acelera el deterioro de equipos, sistemas y estructuras, además de que genera mayores gastos por reparación y sustitución a largo plazo. Ante este escenario, la mejor decisión es adoptar las metodologías especializadas del mantenimiento hospitalario. ¿Ya las conoces?
El mantenimiento hospitalario es un conjunto de estrategias destinadas a la conservación de la infraestructura que posibilita el funcionamiento de una unidad médica. Su objetivo es planificar, programar y aplicar medidas de prevención y corrección que no sólo garanticen el curso de las actividades del recinto, sino que las potencien.
La principal función de este tipo de mantenimiento es elaborar y ejecutar un plan de atención a elementos estructurales y recursos tecnológicos que anticipe sus potenciales fallas y neutralice probables contingencias. Para ello, realiza detallados registros de las características, la frecuencia de uso y el entorno de cada uno de los recursos de la dotación hospitalaria, así como inventarios que cuenten con piezas de repuesto y herramientas suficientes para cumplir con las metas del plan de trabajo.
Por lo general, se afirma que la finalidad primordial del mantenimiento es impulsar la productividad y mejorar la salud financiera de una institución sanitaria. Sin embargo, su misión fundamental es proporcionar entornos de trabajo seguros y funcionales para todo el personal. Los mejores métodos de mantenimiento maximizan la eficiencia a través de una visión donde disciplina y humanitarismo coexisten equilibradamente.
El mantenimiento hospitalario consta de procedimientos definidos que, si bien no se alejan mucho de los principios fundamentales del mantenimiento, sí se especializan en la infraestructura específica del sector. De este modo, encontramos que un plan enfocado en instalaciones médicas ofrece soluciones de protección y optimización para:
Por otra parte, esta modalidad se sirve de los cuatro tipos de estrategias de mantenimiento, cuyas acciones, según la falla que se presente y el tiempo en que se atienda, se distinguen de acuerdo con la siguiente clasificación:
Mantenimiento preventivo.
Esta metodología se concentra en realizar inspecciones programadas y periódicas a fin de evitar desperfectos técnicos en un corto, mediano y largo plazo. Sus tareas se limitan a la realización de revisiones minuciosas acompañadas de limpiezas, ajustes y sustitución de componentes tecnológicos esenciales.
Mantenimiento predictivo.
Su objetivo es monitorear constantemente el estado de los sistemas mediante procedimientos de mayor complejidad, como la termografía o los análisis de vibraciones, aceite, desgaste de partículas y ultrasonido. De esta manera, detecta anomalías que podrían desembocar en una disminución del rendimiento del equipo en cuestión o, en el peor de los casos, en una costosa y/o riesgosa avería.
Mantenimiento correctivo.
Su meta es solucionar las fallas repentinas que interfieren con las actividades de una clínica u hospital, restableciendo su funcionamiento en el menor tiempo y con el menor impacto posible en el equipo o instalaciones. Como comentábamos en la introducción, este tipo de mantenimiento suele ser el más socorrido; no obstante, aunque su implementación es benéfica y necesaria, el abuso de su metodología puede propiciar situaciones de emergencia.
Mantenimiento urgente.
Esta modalidad se orienta hacia la resolución rápida, segura y efectiva de averías no previstas y que, además, representen una amenaza para el personal o la infraestructura del recinto médico. Sus acciones suelen tener un costo más elevado y a veces, inevitablemente, interrumpen el flujo de actividades del centro de trabajo.
Como salta a la vista, cada tipología aporta al mantenimiento hospitalario distintas herramientas para salvaguardar, subsanar e incluso modernizar las instalaciones de una unidad médica. Lo más conveniente siempre será buscar asesoría profesional y experimentada en el diseño de planes de mantenimiento integral que pueda definir con precisión las medidas necesarias para cada equipo e instalación.
El proceso de gestión del mantenimiento enfocado en instituciones sanitarias debe ser meticuloso. Cualquier error en la planificación o ejecución de las tareas preventivas o correctivas puede afectar gravemente a los pacientes e incluso provocar muertes imprudenciales, o bien, atraer a la clínica u hospital severos problemas legales y administrativos, como demandas, multas y hasta clausuras.
Para evitar un escenario catastrófico, el servicio o póliza de mantenimiento que contrates debe seguir un estricto protocolo y contar con un equipo altamente calificado y capacitado para tomar las mejores decisiones. A propósito, los indicadores elementales a seguir son:
Preservar el buen funcionamiento de la infraestructura médica es tan imprescindible como el personal que hace uso de ella. Detrás de cada revisión de rutina, intervención quirúrgica y estudio de laboratorio, están las estrategias de mantenimiento hospitalario y el esfuerzo del personal técnico que las implementa. Sin embargo, además de sus contribuciones sociales, esta modalidad trae consigo atractivas ventajas económicas, tales como:
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